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13/4/10

Marie Curie


Su nombre era María Sklodowska, pero fue internacionalmente conocida como Marie Curie.

Marie Curie es sin lugar a dudas uno de los grandes personajes de la Ciencia del siglo XX, que se caracteriza por su tenacidad y vocación científica; cualidades que la llevaron a convertirse en pionera varias veces a lo largo de su vida. Fue reconocida mundialmente por sus descubrimientos sobre la radiactividad, y se convirtió en 1903, en la primera mujer galardonada con un Premio Nobel. En ésa oportunidad, un Novel en Física, otorgado por el descubrimiento de la radiactividad natural.

En 1911, tras recibir un segundo Premio Nobel, se convierte en la primera persona que recibe este galardón en distintos campos científicos; en este caso en Química, por el descubrimiento del radio y el polonio.

Infancia
Marie Curie nace el 7 de noviembre de 1867, en Varsovia –Polonia. Es la quinta hija de un profesor de física y matemáticas, y una maestra. Sus primeros años están marcados por hechos penosos: la muerte de su hermana Zofía, y dos años más tarde, la muerte de su madre. Estos hechos hacen que Marie abandone la religión católica romana y se vuelva agnóstica.

Desde muy temprana edad Marie demuestra que tiene excelentes aptitudes para el estudio. Es una alumna brillante que sueña con realizar una carrera científica. Pero en aquella época, en su Polonia natal, eso era para una mujer un sueño inconcebible, dado que las universidades estaban prohibidas para las mujeres. Por eso, cuando termina sus estudios secundarios, su vocación hacia el ámbito científico la lleva a inscribirse en un instituto privado donde enseñaban ciencias, pero por falta de recursos económicos, debe ponerse a trabajar de institutriz.

Primeros años en Francia
En el otoño de 1891, Marie, con 24 años, se traslada a París para estudiar en la Universidad parisiense de la Sorbona, en la Facultad de Ciencias Matemáticas y Naturales. A partir de ese momento, a pesar de tener una sólida base cultural adquirida en forma autodidacta, debe esforzarse mucho por mejorar sus conocimientos de francés, matemáticas y física, para alcanzar el nivel de sus compañeros.

Allí, los estudiantes, al tropezarse con ella en los corredores de la Facultad, se preguntaban: “Quién es esa muchacha de aspecto tímido, que viste tan pobre y austeramente”. Pero nadie lo sabía. Algunos compañeros se referían a ella diciendo: “Es una extranjera de apellido impronunciable. Que se sienta siempre en la primera fila en la clase de física”.

Pero esto no le preocupaba a Marie; porque los jóvenes, por entonces, no ocupaban su atención; su única pasión era el estudio de las ciencias.

También sus ingresos eran muy escasos (algunos ahorros de su trabajo como institutriz en Polonia y pequeñas cantidades de dinero que le enviaba su padre). Esta situación la lleva muchas veces a pasar hambre y frío; a tal punto que se comenta que durante el invierno no precisaba de armario, porque no tenía más ropa que la que llevaba puesta. Y para ahorrar carbón no encendía el calentador, y se pasaba horas y horas escribiendo números y ecuaciones sin apenas enterarse de que tenía los dedos entumecidos. Incluso se comenta que llegó a pasar mucho tiempo sin tomar otro alimento que té con pan y manteca.

Pese a todo, su inquebrantable voluntad le permite a Marie obtener en 1893, a los 26 años, su licenciatura en física, ocupando el primer puesto de su promoción; y al año siguiente, también obtiene su licenciatura en matemáticas (como la segunda de su promoción).

Matrimonio
Ni el amor ni el matrimonio figuraban en los proyectos de Marie, pero a los 27 años, en 1894, conoce a Pierre Curie, un científico francés de 35 años, soltero y, al igual que Marie, dedicado por entero a la investigación científica. Desde su primer encuentro Marie y Pierre simpatizaron.

Se casaron el 26 de julio de 1895, con una boda sencilla, casi franciscana; ni fiesta, ni alianzas, ni vestido blanco. Pasaron los primeros días de su vida de casados paseando por el campo en unas bicicletas que compraron con el dinero que habían recibido como regalo de bodas. Comían poco y paraban al ocaso en posadas desconocidas. Así, disfrutaron de una larga luna de miel pedaleando y por unos pocos francos.

Su matrimonio duró un total de once años; hasta la trágica muerte de Pierre.
Los Curie tuvieron dos hijas, Irene y Eve. Irene siguió los pasos de sus padres y recibió un Premio Nobel de Química, en 1934, por el descubrimiento de la radiactividad artificial. Eve fue periodista y en 1937, escribirió una biografía sobre su madre.

El doctorado
En 1897, Marie Curie decide hacer un doctorado en física. Hasta ese momento, la única mujer que había logrado doctorarse era la alemana Elsa Neumann.

Por esos días, Antoine Becquerel había descubierto que las sales de uranio transmitían unos rayos de naturaleza desconocida. Este trabajo estaba relacionado con el reciente descubrimiento de los rayos X por parte del físico Wilhelm Röntgen. En este contexto, Marie se interesa por estos trabajos y, con la ayuda de su esposo, decide investigar, como tema para su tesis de doctorado, la naturaleza de las radiaciones que producían las sales de uranio.

Descubrimientos y Premio Nóbel
Después de una constante y pesada labor investigativa, en julio de 1898, Marie anuncia el descubrimiento de una nueva sustancia radiactiva, el polonio, nombrado en referencia a su país nativo, Polonia, que había sido repartida en el siglo XVIII entre Rusia, Prusia y Austria. De este modo, Marie tiene la intención de atraer la atención del mundo hacia la pérdida de independencia de Polonia. Así es como el Polonio se constituye en el primer elemento químico nombrado por razones políticas.

Pero la actividad del polonio era insuficiente para explicar la enorme energía que irradiaban los residuos minerales analizados; por eso Marie continúa con su investigación.

Finalmente, los esfuerzos de búsqueda, tanto de Marie como de su esposo Pierre, fueron coronados por el éxito. El 26 de diciembre del mismo año (1898) (ella tenía 31 años), anuncian el descubrimiento de la existencia de un elemento mucho más radiactivo que todas las sustancias conocidas, el elemento cuyas huellas habían seguido incansablemente durante tanto tiempo: el radio.

Y en 1902, después de casi 4 años de haber anunciado los esposos Curie la probable existencia del radio, Marie obtiene la victoria, porque logra, al fin, preparar un decigramo de radio puro, y determina su peso atómico. A partir de ese momento el radio existe oficialmente.

Purificado en forma de cloruro, el radio aparece como un polvo blanco similar a la sal de mesa; pero sus cualidades son extraordinarias. La intensidad de sus radiaciones sobrepasan todo lo esperado, porque es dos millones de veces mayor que la del uranio. Los rayos que despide atraviesan las sustancias más duras y más opacas, y sólo una gruesa plancha de plomo es capaz de resistir su penetración destructora.

Lo más importante es que el radio tiene una utilidad práctica, ya que se convierte en un aliado del hombre en su lucha contra el cáncer.

Los Curie, a pesar de sus problemas económicos, se niegan a patentar sus descubrimientos. Les parece más importante que cualquier científico del mundo pueda encontrar aplicaciones para la radiactividad.

El 25 de junio de 1903, Marie publica su tesis doctoral y obtiene el doctorado. Y ese mismo año (1903), recibe junto con a su marido Pierre y Henri Becquerel el Premio Nobel de física por el descubrimiento de la radiactividad natural.

Los ojos del mundo están puestos en los esposos Curie. Comienzan a llegarles honores de todas clases. Pero los Curie son gente muy simple y modesta. A tal punto, que Pierre no acepta la Legión de Honor, e incluso tarda en aceptar una cátedra de física en la Sorbona.

Pero la alegría no les durará mucho a los esposos Curie. En 1906, Pierre muere en un accidente, atropellado por un carro de caballos.

Tras la muerte de Pierre
Después de su funeral, el Gobierno francés propone que se le conceda a la viuda y las hijas del ilustre físico, una pensión nacional. Marie la rechaza diciendo: “-No quiero una pensión. Soy joven todavía y capaz de ganar la vida para mi y para mis hijas."

El 13 de mayo de 1906, el Consejo de la Facultad de Ciencias, por decisión unánime, otorga a la viuda Curie la cátedra que había desempeñado su esposo. Así, Marie Curie se convierte en la primera mujer titular de una cátedra en la Sorbona.

La cátedra de física y su segundo Premio Nóbel
El 15 de noviembre de 1906 Marie dicta su primera clase en la universidad. La expectación era máxima, el aula estaba completamente llena, así como también los pasillos y corredores de acceso a la clase. Había muchísima curiosidad. ¿Cuáles serían las primeras palabras de la nueva profesora? ¿Empezaría expresando su agradecimiento al Ministro y al Consejo Universitario? ¿Evocaría la memoria de su marido? La costumbre exigía que todo nuevo profesor elogiara la tarea de su predecesor...

Relato de la clase inaugural
A la una y media de la tarde se abrió la puerta situada al fondo del aula para dar paso a Marie, que se dirigió a ocupar su sitio al frente de la clase en medio de una tempestad de aplausos, a los que correspondió con una ligera inclinación de cabeza a manera de saludo. Esperó a que cesara la ovación. Cuando se hizo silencio, Marie, mirando al frente, inició así su lección:

-Cuando consideramos los progresos logrados en los dominios de la Física durante los diez años últimos, nos sorprende el gran avance de nuestras ideas en lo concerniente a la electricidad y a la materia...

Increíblemente, Madame Curie reanuda el curso con la misma frase con que había terminado el suyo su esposo Pierre. Terminada la lección, la profesora, sin una vacilación, sin un titubeo, se retiró tan rápidamente como había entrado.

En 1911, por segunda vez le otorgan a Marie un Premio Nobel, pero esta vez en Química, por su descubrimiento del radio y el polonio.

La fama que alcanza esta mujer  es indiscutida. Recibe diplomas y honores de distintas academias extranjeras. Es tanto su prestigio personal, que con su sola presencia asegura el éxito de cualquier evento.

Muerte
En medio de la vorágine de viajes y conferencias, Marie comienza a padecer una ligera fiebre a la que al principio le da poca importancia; hasta que finalmente comienza a molestarle. En mayo de 1934, víctima de un ataque de gripe, se ve obligada a guardar cama, y desde entonces, ya no vuelve a levantarse.

Cuando al fin falló su vigoroso corazón, la ciencia pronunció su fallo: la fiebre, los síntomas anormales, los extraños resultados de los análisis de sangre que no tenían precedentes, todos los indicios acusaban al verdadero asesino: el radio.

Marie murió el 4 de julio de 1934, de anemia aplásica, producida por las radiaciones a las que estuvo expuesta durante tanto tiempo a lo largo de sus investigaciones, cuyos descubrimientos permitieron importantes aplicaciones médicas en la curación del cáncer y en el desarrollo de las investigaciones sobre energía nuclear.

Y mientras su organismo, carcomido por las radiaciones, se apagaba, sacrificado en aras de la ciencia,  el primer gramo de radio, que Marie Curie obtuvo con tanto esfuerzo de modo casi artesanal durante toda su labor científica, ése mismo primer gramo de radio, aún hoy sigue emitiendo radiaciones; y se estima que habrá que esperar 20.000 años para que se apague.














12/4/10

Sherlock Holmes y su creador



Artur Conan Doyle: Escritor escosés, que hacia fines del siglo XIX, le dio vida a uno de los más célebres personajes de la novela policial,  el famosísimo Sherlock Holmes.

El personaje del detective, que se destaca por su inteligencia, su aguda capacidad de observación y la aplicación del razonamiento deductivo para resolver casos difíciles, aparece por primera vez en 1887 a través de “Estudio en Escarlata”, que es la primera novela policial de Doyle.

A partir de ahí, Holmes será el protagonista de una serie de 4 novelas y 56 relatos de ficción, todos reunidos en lo que se llama el Canon holmesiano, publicados en su mayoría en la revista The Strand Magazine. Para muchos, fue gracias a esta revista que el personaje del detective alcanzó una enorme popularidad, porque publicaba las aventuras de Holmes a precios muy accesibles. Otro factor que pudo contribuir a su popularidad pudo ser la existencia de una práctica muy habitual en la época, que era la lectura en voz alta para un grupo de oyentes, como una suerte de "radio" victoriana.

Cuando el personaje del detective alcanzó tal nivel de popularidad, su autor, Conan Doyle, que era médico, abandonó la práctica de la medicina para dedicarse de lleno a escribir. Y según surge de varias biografías parece ser que para la construcción del personaje de Holmes se inspiró en un profesor que conoció en la universidad, el Dr. Joseph Bell, quien tenía una ingeniosa habilidad para el razonamiento deductivo.

Y si bien este autor también tuvo éxito cuando incursionó en otros géneros, como  la novela histórica, el verdadero reconocimiento popular lo alcanzó de la mano de su excéntrico detective Sherlock Holmes.

Antes de avanzar es preciso localizar el contexto en el cual Doyle escribe: hacia fines del siglo XIX, durante la época victoriana; es decir, en una época en que tiene pleno vigor una ideología fuertemente positivista, en la cual ocupa un lugar central la idea del progreso científico. En este contexto, la obra de Doyle está impregnada de este espíritu positivista, que atraviesa sus relatos bajo la forma de permanente búsqueda de descubrimientos y aventuras, que se sostiene en el ejercicio de cierto sentido práctico, y fundamentalmnte, la aplicación del razonamiento deductivo.

Otra cuestión importante es el hecho de que Doyle fuera médico no es un dato menor. ¿Por qué? Porque el método que Holmes aplica es similar al que por entonces utiliza la semiótica médica o sintomatología, que es una disciplina que permite establecer un diagnóstico -aunque la enfermedad no sea observable directamente- sobre la base de síntomas superficiales o signos sin ninguna relevancia para un ojo no avezado.

La muerte de Holmes
Tan importante había sido la popularidad alcanzada por este detective -al punto tal de llegar a eclipsar la existencia misma de su creador-,  que en 1893 Conan Doyle decide poner fin a la vida del célebre personaje. Así, en el último relato del libro “Las memorias de Sherlock Holmes”, y bajo el título de “El problema final”, Holmes, tras luchar con su archienemigo -el malvado profesor Moriarty- cae al fondo de las cataratas de Reichenbach.

Pero frente a la presión de miles de lectores, que protestaron llevando crespones negros en sus sombreros en señal de luto, la muerte de Holmes debió ser revertida. El público reclamaba volver a ver al detective en acción. Esta situación obligó a Doyle a resucitar a su héroe. Así es que Sherlock Holmes reaparece en el caso “La casa vacía”, historia que integra el libro “El Regreso de Sherlock Holmes” publicado en 1903.

Conan Doyle: El título de Sir y muerte
En 1899 Doyle se ofrece como voluntario para pasar varios meses como médico militar durante la guerra de los bóeres en Sudáfrica. Y como resultado de esta experiencia, en 1900 publica “La guerra de los Bóeres”, y dos años más tarde, “La guerra de Sudáfrica”. Tras la publicación de estas dos obras se le concedió, en 1902, el título de Sir.  Por otra parte, su autobiografía se publicó en 1924 bajo el título de “Memorias y aventuras”. Finalmente, el 7 de julio de 1930, Sir Artur Conan Doyle muere, a los 71 años.

Algunas observaciones
El personaje de Sherlock Holmes, además de marcar una hito en la historia del género policial, logró lo que pocos personajes de ficción han logrado: desbordar al autor, sobrepasarlo al punto tal de adquirir vida propia. 

Características más sobresalientes y distintivas de Sherlock Holmes
Sherlock Holmes es alto, delgado, frío, irónico, ingenioso e intelectualmente inquieto. En ocasiones resulta un tanto brusco, pero es cortés con las mujeres aunque desconfía de ellas. Hay una excepción: Irene Adler, a quien Sherlock considera una verdadera rival intelectual.

Holmes es muy desordenado en su rutina cotidiana, es muy habilidoso disfrazándose, fuma en pipa, le gustan las galletas, toca con maestría el violín (un Stradivarius), pero lo toca en horas poco adecuadas; también es un experto apicultor, un excelente boxeador, tiene un gran conocimiento científico -en especial en química-, y cuando se aburre por ausencia de los retos intelectuales que suponen sus casos, consume cocaína en una solución al 7%; pero deja de consumirla gracias a la insistencia de su compañero, amigo y cronista, el Dr. Watson, con quien vive hasta finales del siglo XIX en el número 221B de Baker Street, en Londres.

Sin lugar a dudas, es la personalidad de Holmes lo más atractivo de la historia; una suma de cualidades y defectos que ayudaron a perfilar un personaje muy original y verosímil.

Sherlock Holmes como icono popular
El personaje de Sherlock Holmes ha sido llevado muchas veces al cine y al teatro; también aparece en novelas, relatos, historietas, dibujos animados y series de televisión, con los más diversos grados de fidelidad al espíritu del personaje, que ya es todo un icono de la cultura popular.

Entre los actores más aplaudidos se encuentran Basil Rathbone, quien se constituyó en todo un icono referencial en el ámbito del cine: Rathbone, protagonizó a Sherlock Holmes en catorce películas rodadas entre 1939 y 1946, todas junto a Nigel Bruce interpretando al Doctor Watson.

Rathbone capturó la esencia del personaje de Arthur Conan Doyle tan convincentemente, que fue el definitivo Sherlock Holmes de su época, y para algunos, todavía lo sigue siendo. Verdaderamente, Rathbone tenía un llamativo parecido con la concepción del personaje que Sidney Paget plasmó en sus ilustraciones para las historias de Holmes publicadas en el Strand Magazine.

Como contracara de la exitosa personificación de Holmes, el actor Basil Rathbone quedó encasillado en ese personaje, del que no pudo librarse jamás.

El renacimiento de Holmes de la mano del Dr. House
En esta exitosísima serie estadounidense, el personaje de Holmes, de algún modo, parece haber renacido a través del personaje del Dr. House, que es un irreverente especialista en diagnóstico médico.

House no sólo comparte con Holmes el parecido en el nombre, sino también una personalidad genial y ciertos métodos muy similares a la hora de resolver sus casos. Como un guiño a los espectadores, los guionistas alojan al Dr. House en el 221B. Su mejor amigo, Wilson, también comparte similitud en el nombre con Watson. Y finalmente, House también comparte con Holmes dos cosas: la dependencia a las drogas (House: Vicodine/Holmes: cocaina al 7%), y el hecho de que ambos tocan un instrumento (House: el piano y Holmes: el violín).

Algunas curiosidades
• La célebre frase: "Elemental, mi querido Watson", sólo aparece en una de las historias cortas: "El Jorobado" (en "Las Memorias de Sherlock Holmes"), e incluso en algunas traducciones el "mi querido" luego del “Elemental”, tampoco aparece.

• El sombrero de cazador de gamos, característico del detective nunca se menciona en la obra de Doyle: es un añadido del ilustrador Sidney Paget, quien además utilizó a su hermano Walter como modelo para representar el aspecto de Holmes.

• La pipa meerschaum, propia de la iconografía de Sherlock Holmes, no apareció hasta que fue utilizada en una dramatización de teatro hacia 1920.

Y para finalizar, la última curiosidad:

• Cuando Doyle falleció, su residencia en Londres fue convertida en el 221B de Baker Street. El edificio pertenece a una empresa que muy amablemente contesta y conserva todas las cartas que diariamente recibe para Mr. Holmes, e incluso ha llegado a publicarlas.

En enero del 2010 se estrenó la última película sobre las aventuras de Sherlock Holmes dirigida por Guy Ritchie. El papel protagónico de Holmes es interpretado por Robert Downey Jr.; Jude Law interpreta al Dr. Watson y Rachel McAdams a Irenen Adler.

En esta reciente versión, Holmes y Watson no se enfrentan con su archirrival, el profesor Moriarty, sino que luchan con el villano Lord Blackwood; esto parece indicarnos que en breve volveremos a ver a Sherlock Holmes en la pantalla grande.