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14/9/10

Diario Crítica de Botana


Fue un diario que marcó un antes y un después en la historia del periodismo argentino.

Crítica, desde sus comienzos, se planteó como un diario moderno y de alcance masivo, que en lugar de recibir financiamiento de algún partido político se financió con publicidad.

Debajo del logo del diario aparecía una frase que se le atribuye a Sócrates, y que de algún modo planteaba -como carta de presentación- cuál era el objetivo del diario; la frase decía: “Dios me puso sobre vuestra ciudad como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto”. Tener despiertos a sus lectores aparecía como la razón de ser de este nuevo medio gráfico.

Crítica salió a la calle por primera vez el 15 de septiembre de 1913, y este primer número tenía sólo 8 páginas, tamaño sábana y una tirada de 5000 ejemplares. Esta cantidad de ejemplares era nada -en comparación con los diarios que existían-; para que tengan una idea del contexto, en ese momento, los diarios más importantes eran en primer lugar La Prensa (que tenía una tirada de 160.000 ejemplares), La Nación (con 100.000) y el vespertino La Razón (con 80.000).

Pero…¿Qué hizo que Crítica -con una tirada inicial casi inexistente- llegara a ser lo que fue? Y la respuesta es que la historia de Crítica es inseparable de su creador: el uruguayo Natalio Botana, que a través de Crítica se convirtió en un personaje central no sólo de la política sino también de la vida cultural de Buenos Aires durante los años 20 y 30. Botana supo captar el interés de los sectores populares, que hasta entonces no tenían un medio que los reconociera y cubriera sus necesidades informativas.

Pero para Botana, al principio fue muy difícil mantener el diario; a tal punto, que la redacción se mudaba de oficina en oficina permanentemente porque sólo pagaba los primeros meses de alquiler y después ocupaba el local hasta el desalojo. Pero bueno, después de algunos años las cosas fueron mejorando.

En cuanto a sus contenidos: fue un diario que se planteó de sus comienzos como totalmente diferente a los que existían: básicamente, a partir de la presentación misma de las noticias, que desde la tipografía utilizada hasta la titulación, connotaban sensacionalismo; además en sus páginas tenía mucha ilustración: con caricaturas, fotografías e historietas, y muchísima información deportiva y policial.

Otro dato importante es que en este diario se reunieron las mejores plumas de la época; les doy algunos nombres: los hermanos Tuñón, Ulyses Petit de Murat, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Roberto Payró, Alfonsina Storni, Conrado Nalé Roxlo,.. bueno la lista sigue.

El gran salto se produjo en 1922, cuando Crítica saca su quinta edición, que llega a vender alrededor de 75.000 ejemplares. Y en 1925, saca la sexta edición. A partir de esa época, Crítica salía a la mañana, al mediodía, a la tarde, a la noche y a veces, cuando surgía algún acontecimiento de último momento, sacaba la séptima a la medianoche.

Además de sus cinco ediciones diarias, implementó numerosos suplementos y secciones como La buena cocina, Cultura física, Para gordos y flacos (que se relacionaba con los regímenes dietéticos), Moda, un suplemento infantil a todo color, y la emblemática Revista Multicolor de los sábados, dirigida por Borges y Petit de Murat.

Y mientras Botana innovaba, no perdía de vista a sus competidores y por eso también editó, al igual que La Razón, libros a precios muy accesibles, dando nacimiento de este modo a La Biblioteca Crítica.

Un dato interesante es que además de las cinco ediciones diarias y los suplementos, Crítica brindaba a sus lectores espectáculos públicos, ciclos de cine barriales y concursos (algunos concursos era increíbles: en una ocasión se llevó a cabo un certamen de mujeres feas, que como premio para las ganadoras se les regalaba un tratamiento de belleza).

Ya entonces Crítica era un espectacular medio de comunicación que innovaba constantemente marcando el camino del nuevo periodismo. Vendía cientos de miles de ejemplares, y su contacto con las masas de lectores era increíble; y a tal punto llegaba su popularidad, que el diario empezó a identificarse a sí mismo como “la voz del pueblo”.

Un hecho importante se produce en 1927: Crítica inaugura su propio edificio en Av. de Mayo 1333. Este edificio, además de tener colgadas en el frente unas pizarras con las últimas noticias que se actualizaba a cada hora, tenía la particularidad de utilizar una sirena estridente que cuando sonaba, los vecinos sabían que algo importante estaba pasando en Buenos Aires.

Otro hecho importante se produce en 1932: Crítica lanza el noticiero cinematográfico Crítica sonora, y con este hecho se convierte en el primer multimedios del país.

Bueno, como les dije al principio, la vida del diario siguió al ritmo de la de su creador. Así es que la vida de Natalio Botana estuvo marcada por su relación con Salvadora Medina Onrubia –su esposa- que era una mujer de mucha personalidad, militante anarquista, poetisa y dramaturga, y, un dato más: era madre soltera; fue madre soltera en una época en que no era fácil serlo, porque la sanción social era implacable.

Salvadora le dio 3 hijos, y durante muchos años con ella tuvo toda la felicidad, hasta que ocurrió una tragedia: Botana amaba mucho a su hijo adoptivo -que le llamaba “Pitón”-. Y para este chico, Botana era su héroe. Se cuenta que cuando Pitón tenía 17 años, la madre le reveló que en realidad era hijo de otro hombre. Y ante esto, Pitón desgarrado por la revelación, reunió a sus hermanos, se despidió y delante de ellos, se disparó un tiro en el corazón. Este drama familiar abrió una distancia irrecuperable en la pareja, y Botana se refugió en el opio y el periodismo.

Y como si esto fuera poco, en pleno apogeo de su trayectoria, el 6 de agosto de 1941, Botana sufrió un accidente automovilístico mientras viajaba en su Rolls Royce por la provincia de Jujuy. Mientras estaba internado en el Hospital bajo observación, y sin correr ningún peligro, su capricho pudo más, y sin obedecer las recomendaciones de los médicos, se sentó en la cama, y las costillas quebradas le perforaron un pulmón. Se dice que debían operarlo de inmediato, pero que no confiaron en los médicos de Jujuy, y por eso esperaron que llegara en avión un importante cirujano de Buenos Aires. Pero el avión nunca despegó por una fuerte tormenta, y en la espera Botana murió al día siguiente a los 53 años de edad.

Así es como el tábano se fue y, a partir de entonces, el diario ya nunca sería el mismo. Después de su muerte, Crítica pasaría por censuras, clausuras, expropiaciones, juicios y querellas entre los sucesores.

Hacia 1945 Crítica era decididamente antiperonista. Y muchos autores sostienen que Perón presionó a Salvadora (la viuda de Botana) para producir un viraje en la política del diario y lograr su apoyo. Pero Salvadora no aceptó y vendió sus acciones a Miguel Miranda, por entonces ministro de economía, y que éste a su vez le cedió las acciones a la Editorial Alea, que era de Eva Perón. De este modo el peronismo finalmente evitó la confrontación con el poderoso diario Crítica en la campaña de 1946.

Y en 1951 Crítica pasó a pertenecer a la Cadena Oficial de Medios.

Después del golpe del 55 Aramburu ordenó la devolución de los medios de comunicación que integraban la Cadena Oficial a sus antiguos dueños. Pero el diario de la familia Botana no fue incluido porque en su momento habían vendido las acciones.

Tras pasar de mano en mano, a comienzos de la década del 60 Crítica agonizaba. La sirena se escuchó por última vez en junio de 1963, al paso del recién elegido presidente Arturo Illia. Y en noviembre de 1963 Crítica dejó de aparecer.

Así es que el tábano sobrevoló la ciudad, y durante cinco décadas la mantuvo despierta. En sus páginas convivieron el compromiso político, la pasión deportiva y la pluma de los mejores escritores. Y aquel sueño que nació en el espíritu aventurero e innovador de Natalio Botana marcó un antes y un después en el periodismo argentino.