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25/10/11

"El Cisne" de Felicitas Kamien en el Camarín de las Musas


El Cisne, con dramaturgia y dirección  de Felicitas Kamien, tiene por protagonistas a tres hermanas que junto a su madre, tras haber tomado una traumática decisión, se encuentran afrontando uno de los peores momentos de sus vidas. En medio de esta situación ocurrirá un hecho inesperado, de tal magnitud, que las llevará a sacar  a la luz  lo mejor y lo peor de cada una.

Desde la dramaturgia, el entramado se despliega en clave costumbrista, construyendo  una estructura dramática verosímil que genera una gran empatía en el espectador. La acción se desarrolla a partir de la inminencia de una situación límite, en la cotidianeidad de la casa paterna, en donde estas mujeres se hallan reunidas compartiendo la angustia de un final anunciado. Un mismo pasado las une y las convoca, pero también las distancia. Y aquellos nefastos recuerdos que durante tanto tiempo se mantuvieron ocultos, olvidados o reprimidos, resurgirán con fuerza, con desmesura; todo saldrá a la luz, hasta los más oscuros sentimientos.

Los protagonistas: Una madre con mucho carácter que se impone sin medias tintas ante sus hijas, pero que también oculta sus dolores de tiempos largos y su desasosiego. Un padre ausente. Tres hijas nacidas del amor, pero criadas en soledad. Tres hermanas cómplices. Un cisne que reaparece desplegando toda su belleza; tan joven y fuerte -que no presenta signo alguno de haber permanecido en el letargo- como una estrella que brilla con toda su potencia antes de extinguirse.

Uno de los aspectos más destacables de esta puesta es su escenografía (a cargo de Florencia Polimeni y Esteban Brenman). Se trata de un diseño de innegable originalidad, estructurado en perspectiva, que logra colocar al espectador en un privilegiado punto de vista, otorgándole la capacidad de  verlo todo, de saberlo todo, en todo momento. Esta satisfacción panóptica, al dotar al espectador de un poder poco habitual –ver y saber más que los propios protagonistas- produce un efecto  muy interesante, además de contribuir en gran medida a sostener una trama que por momentos se entreteje a un ritmo verdaderamente vertiginoso, lo cual resulta un verdadero hallazgo dramático.

El diseño de sonido también merece un destaque por su acertada utilización, ya que con muy pocos recursos y de un modo muy inteligente, logra construir imágenes visuales que hacen prescindible el montaje de las escenas que  referencia.

La obra, además de los resaltados aspectos narrativo, técnico y estético, puede desplegarse en toda su potencialidad porque se sostiene en un  desempeño actoral muy sólido de todo el elenco. En particular, quiero destacar  el trabajo de Marta Haller, quien encarna nada menos que el papel de la madre; un personaje que requiere de una gran intensidad dramática, muy bien lograda por  esta experimentada y talentosa actriz. También me pareció muy lucida la actuación de Mariana Cavilli, quien interpreta a una impulsiva y -por momentos- timorata hermana mayor, cuyas oportunas intervenciones humorísticas  contribuyen a distender la dureza de la trama.

El Cisne es una pieza teatral tan intensa como movilizadora, que nos invita a reflexionar acerca de los aciertos y desaciertos que cometemos a lo largo de nuestra vida; y a pensar que perdonar y perdonarse podría ser un camino, una clave. Y en este sentido, un último gesto –aunque sea mínimo- podría volver importante aquello que parecía perdido, y devolverle  su significatividad  a todo lo que parecía  insignificante.  

De más está decir que El Cisne me pareció una obra maravillosa que recomiendo no perderse.


Dirección, Autor y Dramaturgia: Felicitas Kamien. Voces en off: Abuela Eva, Anita, Andrés Schaffer, Federico Lorosso, Anita Grinberg. Escenografía: Florencia Polimeni, Esteban Brenman. Vestuario: Julieta Harca, Eliana Kuriss Dick. Iluminación: Eduardo Pérez Winter, Adrián Grimozzi. Diseño de sonido: Javier Bustos. Producción: Carolina Milli, Felicitas Kamien. Elenco: Alexis Cesan, Carolina Milli, Mariana Cavilli, Marta Haller, Victoria Cipriota. Prensa: Carolina Alfonso.


Para agendar:
Teatro: Camarín de las Musas – Mario Bravo 960 – C.A.B.A.
Reservas: 4862-0655
Funciones: Sábados 23.15 hs.
Entradas: $ 45 y $ 30 (descuentos a estudiantes y jubilados)

18/10/11

"Mujeres de ambas clases" en el Teatro La Carbonera


Mujeres de ambas clases propone abordar el complejo universo de “lo femenino”, buscando en sus multifacéticas manifestaciones aquello que está oculto, velado, inaccesible; su esencia, su ser mismo. Y lo logra a través de una dirección impecable de Dora Milea, quien a partir de la dramaturgia de Anabel Cristóbal (en base a textos del dramaturgo español José Sanchís Sinisterra), llega a darle forma a este universo a través de cinco historias breves que tienen por protagonistas a tres mujeres.

Es para resaltar el lucido desempeño actoral de estas actrices españolas (Arantza Alonso, Ruth Pallejà y Zaida Rico), porque logran realizar un trabajo de gran intensidad dramática, sorteando muy airosamente la complejidad que entraña la interpretación de varios y disímiles personajes a lo largo de toda la puesta.

La pieza, desde su entramado hasta su presentación escénica, plantea desde el comienzo que “lo femenino” hay que buscarlo más allá de lo visible, dirigiendo nuestra mirada por debajo de la superficie; y para lograrlo, la obra nos ofrece algunas pistas acerca de cómo, desde dónde y hacia dónde mirar.

Uno de estos indicios nos lo da el diseño del vestuario (a cargo de Alejandro Mateo, también responsable de la escenografía), ya que para las tres actrices es el mismo y se caracteriza por ser uniforme y despojado. Se trata de unos vestidos color beige muy claro -casi transparente- que dejan traslucir sus ropas interiores color negro; pareciera que las tres están desnudas; que nos hallamos frente a “la femineidad al desnudo”. Y lo que queda al descubierto, es algo de ese universo femenino que emerge a través de los gestos, las palabras, los tonos de voz, los silencios y las miradas; que aflora y se expresa a medida que la trama se desarrolla a través de un lenguaje emocional y corporal.

Es para destacar el gran trabajo de iluminación de Leandra Rodríguez, puesto que además de lograr la construcción de distintos climas, logra que en todo momento permanezcan visibles hasta los más mínimos gestos para que puedan ser percibidos por el espectador.

Otro aspecto muy interesante de la puesta es el diseño del reducido espacio de la escena, que se circunscribe a un cuadrilátero compuesto por baldosas blancas, negras y grises, -que bien podría ser un tablero de juego similar a un damero-, sobre el cual aparecen distribuidos varios pares de zapatos negros de tacón (todo un símbolo de lo femenino). Lo interesante es que a lo largo de toda la puesta, las protagonistas se van calzando y descalzando estos zapatos; y esta acción, además de marcar el principio y el final de cada historia, sugiere algo más: que cada actriz cada vez que interpreta un personaje distinto, literalmente “se está poniendo en sus zapatos”, está encarnándolo, le está dando cuerpo y vida; se está sumergiendo en las profundidades del ser de lo femenino.

Y la presentación de este piso-tablero de algún modo propone cierta visión acerca del universo social en que estas mujeres se hallan inmersas; desde la propuesta escenográfica, el mundo parece ser un juego, en el cual, cada una de las protagonistas es sólo una pieza, es sólo una parte de este gran juego que es vivir, en donde cada acción –cada movida- produce una reacción y sus consecuencias.

También es para resaltar la importancia que tiene el discurso dentro de esta puesta. La palabra habita todos los espacios, atraviesa los cuerpos, se encarna en ellos, se hace gesto, se oculta en el silencio; circula todo el tiempo. Y no es casual esta centralidad de la palabra en el contexto de la obra, ya que lo que permanentemente se está buscando es encontrar un significado para “lo femenino”.

La centralidad que ocupa el texto se exacerba en la última de las cinco historias (“Sangre Lunar”), en la que lejos de encontrarse el significado buscado para definir “lo femenino”, magistralmente se nos revela lo que ya intuíamos: hay preguntas a las que la racionalidad no puede dar respuesta, y mientras se siga uno preguntando dentro de esa lógica, la pregunta quedará resonando infinitamente (¿cómo se dice?); porque hay preguntas que sólo pueden ser respondidas desde un terreno totalmente opuesto, antagónico: desde la emocionalidad.

Mujeres de ambas clases es una bellísima pieza teatral que recomiendo sólo a aquellos que se atrevan a mirar más allá de lo visible.


Para agendar:

Teatro La Carbonera - Balcarce 998 - C.A.B.A.
Tel. 4362-2651
Localidades: $ 50.- Domingos 20.30 hs. Hasta el 27/11/2011
Duración del espectáculo: 60 minutos
http://mujeresdeambasclases.blogspot.com/

Autor: José Sanchis Sinisterra
Dramaturga: Anabel Cristóbal
Elenco: Arantza Alonso, Ruth Pallejà, Zaida Rico
Voz en off: Osmar Núñez
Escenografía y vestuario: Alejandro Mateo
Iluminación: Leandra Rodríguez
Producción sonora: Julieta Milea
Fotografía: Akira Patiño
Diseño gráfico: Sergio Calvo
Realización de vestuario: Susana Sánchez
Producción ejecutiva: mujeresdeambasclases
Asistencia de dirección y producción: Elaine Brito
Dirección: Dora Milea
Prensa: TEHAGOLAPRENSA