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21/4/12

"Amanda, la casita" en Ofelia Casa Teatro


Una mujer de aspecto aniñado nos abre la puerta de su casita, para que conozcamos su pequeño mundo interior; un microuniverso tan perfecto como una casa de muñecas.  Pero tal perfección, no hace más que incitarnos a sospechar que debajo de esta superficie se oculta otra cosa.

Así es como Amanda (Sol Canesa) nos deja entrar en las profundidades de su vida interior y ser testigos silenciosos de sus luchas internas, que arrancan a partir del momento en que decide  tirar de un ínfimo hilo que sobresale de su prolija vestimenta,  y no dejar de tirar hasta que toda su ropa se deshilache, y se quede desnuda. Una desnudez que más que un infortunio podría ser una gran oportunidad para cambiar de ropaje y vivir en un mundo imperfecto pero real.

Amanda, la casita, bajo la dirección de Gabriel Paez, se plantea  como una metáfora de aquellos momentos en que nos encontramos en la situación de tomar una decisión muy importante en nuestra vida.  Y el camino elegido para ello por la dramaturgia es el tránsito por el proceso previo a la transformación,  desplazándose por distintas temporalidades de la vida de esta niña-mujer, explorando en los vericuetos de su historia, en su pasado, sus orígenes, su infancia, sus lazos familiares y en sus experiencias amorosas; haciendo foco en aquellos mandatos sociales interiorizados que se hicieron carne en Amanda, bajo la forma de un “deber ser” incuestionable, reprimiendo sus deseos, limitando su universo, y achicando su horizonte de expectativas.    

Sol Canesa, en este unipersonal, logra darle carnadura a un personaje bifacial que en su devenir  debe recorrer los carriles trazados por una lucha psíquica encarnizada entre su Yo y su Ello. Sin duda se trata de una actriz versátil que a lo largo de toda la pieza sortea airosamente  la complejidad de desdoblarse en dos caracteres bastante opuestos, transitando por distintos terrenos dramáticos -apelando para ello a un amplio repertorio de estereotipos social- saltando de un registro a otro en un tris y con una sensibilidad sostenida.

La alternancia entre lo trágico y lo cómico resulta acertada por cuanto distiende la tensión generada por las escenas de mayor intensidad dramática, dotando al entramado de un adecuado ritmo.

Es para resaltar la estética vintage-infantil elegida para el diseño del espacio de la escena y el vestuario (de Cecilia Zuvialde), ya que logra darle forma y funcionalidad a este universo infantiloide en el que Amanda deshilacha su drama humano.

La música (de Nicolás Deluca) conjuntamente con la iluminación (de Gabriel Rivero) logran la construcción de diversas atmósferas y temporalidades, dibujando con precisión los contornos de la acción dramática.

Finalmente, la inclusión en la puesta del soporte audiovisual (de Grandes Éxitos TV), sin bien resulta original como vehículo para la expresión de las fantasías de Amanda, la utilización de este recurso al final de la pieza complica su cierre, porque genera confusión e incertidumbre acerca de la finalización de la obra.

Amanda vive en un pequeño mundo, pero tiene grandes anhelos. Sus reflexiones van y viene entre lo que es y lo que podría ser. El  amor es su razón de ser.

ELENCO:
Sol Canesa
 
FICHA TÉCNICA:
Libro: Sol Canesa y Gabriel Paez.
Dirección: Gabriel Paez.
Escenografía y Vestuario: Cecilia Zuvialde.
Diseño de iluminación: Gabriel Rivero.
Música: Nicolás Deluca.
Animación y Video: Grandes Éxitos.TV.
Diseño gráfico: Laura Canesa y Martín Garabal.
Realización oso animatrónico: Lucas Rodriguez.
Asistente de dirección: Álvaro Panaro. Elenco: Sol Canesa.
 
Ofelia Casa teatro – Honduras 4761 – C.A.B.A –Tel. 4831-4037
Viernes 23.30 hs.
Localidades: $ 40.- (Descuento a estudiantes y jubilados: $ 35.-).

9/4/12

"As Taim Gous Bai" en el teatro La Tertulia


Tres amigas que han quedado atrapadas bajo el influjo de un drama romántico hollywoodense de los años 40´, llevan a cabo el ritual semanal de reunirse a tomar el té mientras vuelven a ver con frenesí esa película que parece haberlas dejado ancladas en otro tiempo.

Margarita (Alejandra Mikulan), Mirna (Sabrina Quarneti) y Catalina (Melody Guerra) son las protagonistas de esta historia; y Casablanca es film que las convoca, las exalta y las obsesiona al punto de llevarlas a aglomerarse delante de la pantalla de tv para no perderse ninguna frase, aunque ya se conozcan los diálogos de memoria. Las tres mujeres sufren de un fanatismo tan extremo que roza el delirio. Todas se sienten Ilsa Lund, y aún esperan que Rick Blaine llegue a sus vidas para rescatarlas.

Hasta aquí la pieza transita un camino dramático en el que tanto la propuesta dramatúrgica de López-Quarneti, como la dirección (también de Gonzalo López) ponen el acento en la exacerbación y el desborde interpretativo, apelando para ello al recurso de la repetición paroxística. De este modo, la puesta asume un riesgo interesante al animarse a realizar un recorrido dramático más cercano a la experimentación teatral, concentrándose la acción en la caracterización pormenorizada de estas mujeres delirantes, en sus universos personales, y en sus múltiples y hasta conflictivas relaciones.

Luego, a partir de la irrupción de Ricardo (Giovanni Bellizi), el entramado se despliega por carriles más convencionales, en donde las características de los personajes se ajustan a ciertos estereotipos fácilmente reconocibles, propios del género de la comedia dramática, lo cual contribuye a la activación de un horizonte de expectativas menos esforzado, y por ello mismo, más distendido; y así es como la obra adquiere otro dinamismo, deslizándose hacia una superficie dramática más ligera y entretenida, en donde el humor cobra protagonismo.

Ricardo será un multifacético electricista que aparecerá de un modo inesperado y se prestará al juego de hacer realidad todas las fantasías de estas mujeres apasionadas, sin saber que en esta aventura también podría experimentar hacer realidad sus propios sueños.

En cuanto al elenco, es para destacar el desempeño actoral de este joven conjunto. Una mención especial merece Alejandra Mikulan, quien en la escena en la que Ricardo queda bajo la custodia de Margarita, revela una capacidad interpretativa humorística que sorprende.

Muy acertado es el diseño del vestuario (de Melanie Díaz), porque de un modo eficaz logra que la vestimenta de todos los personajes funcione como punto de referencia de una época específica. También merece un destaque la precisión con que se produce la sincronización entre varias escenas de la película con su correspondiente recreación teatral. En cambio, la iluminación no resulta del todo satisfactoria, tal vez debido a la complejidad que entraña el diseño escenográfico y sus particulares requerimientos lumínicos.

Más allá de este reparo, y aunque el final suscite interrogantes, esta pieza vale por la originalidad de su planteo, los riesgos que se aventura a asumir y la interpretación de estos nuevos talentos que con paso firme comienzan a transitar por la escena teatral contemporánea.

Actúan: Giovanni Bellizzi, Melody Guerra, Alejandra Mikulan y Sabrina Quarneti
Diseño y realización de vestuario: Melanie Diaz
Diseño de luces: Héctor Zanollo
Fotografía: Gonzalo Facundo López
Diseño gráfico: Florencia Buraschi
Coordinación musical: Gerardo Demónaco
Asistencia de dirección: Gisela Arrosio
Dirección general: Gonzalo Facundo López

Dirección: Teatro La Tertulia – Gallo 826 – C.A.B.A.
Funciones: Sábados a las 21 hs.
Entradas: $ 50.- (Descuento a estudiantes y jubilados)

Reservas: 4865-0303



7/4/12

"Greek" [ a la griega ] en el Centro Cultural de la Cooperación


Greek es una muy original versión contemporánea de la clásica tragedia Edipo rey de Sófocles; una  de las obras más controvertidas y provocadoras de Stephen Berkoff, cuya mirada lúcida y mordaz se constituye en una verdadera crítica del universo social en el que le toca vivir.

Bajo una precisa dirección de Analía Fedra García, la acción se desarrolla en la Inglaterra del thatcherismo, y tiene como telón de fondo un mundo capitalista despiadado, en el cual la sociedad se halla infectada por las peores de las pestes: odio, violencia, xenofobia, explotación e individualismo. En este contexto vive el relator/protagonista de la historia, Eddy, un muchacho londinense cuya vida transcurre en los bajos fondos de Tufnell Park durante los 80´.

La originalidad de esta versión está en sus cimientos, en su dramaturgia, que se construye a partir de extensos parlamentos, brutalmente descriptivos, utilizando un lenguaje audaz y transgresor, en cuyo devenir, el espacio de la escena desborda de imágenes escatológicas. 

En este sentido, la vigorosidad que alcanzan las palabras transmuta en expresiones  que interpelan, incomodan, erotizan, e incluso pueden llegar a matar. Sí, eso es lo que sucede en una notable escena de esta pieza, cuando Eddy huye de su ciudad natal intentando escapar de su destino vaticinado por un adivino a sus padres (que cometería parricidio e incesto). En su camino, sostiene un duelo a muerte con el dueño de un bar. Una escena de antología, en la que Eddy vence a su contrincante sólo con palabras, sin contacto físico alguno. 

Paradójicamente,  lejos de escapar a su destino, Eddy al huir, no hace  más que confirmarlo. Y cuando la verdad se le revela, debe enfrentarse a una encrucijada difícil de sortear. Esta disyuntiva, que no aparece en la versión sofocleana, es un giro inesperado introducido por Berkoff, que llega a este planteo  a partir  de una dramaturgia que tiene como eje el cuestionamiento de ciertas pautas culturales naturalizadas; y lo hace señalando la existencia de la irracionalidad como fundamento  de la racionalidad dominante.

Para Berkoff, lo irracional aparece en la sociedad a través de la aceptación sin reparos del odio y la violencia, mientras se prohibe cualquier forma de amor que transgreda las normas sociales establecidas. De este modo, el autor hace foco en lo permitido/aceptado (odio y violencia) y lo prohibido (amor, no ajustado a la norma), eligiendo un acertado contraste para plasmar con contundencia el planteo medular de la obra.

Las múltiples escenas en las que se despliega esta pieza, se desarrollan en un espacio reducido y despojado, cuya escenografía (de Pía Drugueri) resulta funcional por su neutralidad y simpleza, adaptándose a cada una de las necesidades escénicas. Y la iluminación (de Marco Pastorino) acompaña con sencillez y precisión el desarrollo de cada acción y la construcción de los distintos climas.

Viscerales y sanguíneas son todas las actuaciones. Martín Urbaneja se destaca en  la interpretación de un Eddy apasionado y vehemente, con una potencia escénica sostenida a lo largo de toda la puesta. Los demás integrantes también llevan a cabo un desempeño actoral muy lucido, sorteando muy airosamente la complejidad de ponerse en la piel de dos personajes: Horacio Roca interpreta a ambos padres, el biológico y el putativo; Roxana Berco personifica a la hermana de Eddy y también a su madre biológica/esposa,  y finalmente Ingrid Pelicori que encarna  a dos personajes contrapuestos: a la sumisa madre putativa y a la esfinge, cuya interpretación merece un destaque dada la intensidad dramática que alcanza.  También el diseño coral de voces del elenco (a cargo de Miguel Ángel Pesce) enmarca y sostiene de un modo acertado la acción, a la manera del coro griego.


Greek,  a través de una mirada crítica y un planteo provocador, se atreve a realizar sobre Edipo Rey  una  relectura muy original. Sin duda se trata  de una aventura teatral de insoslayable actualidad.


Autor: Steven Berkoff. Dramaturgia: Ingrid Pelicori – Analía Fedra García. Dirección: Analía Fedra García. Diseño y realización de escenografía: Pía Drugueri. Diseño y realización vestuario: Pía Drugueri. Asistente de vestuario: Cinthia Benitez. Entrenamiento corporal: Florencia Rapan. Diseño corporal de voces: Miguel Ángel Pesce. Fotos: Néstor Barbitta. Comunicación visual - CCC: Claudio Medin – Estudio M. Prensa: Duche&Zárate. Asistente de dirección: Marcio Barceló. Actores: Ingrid Pelicori, Roxana Berco, Horacio Roca y Martín Urbaneja.
Teatro: Centro Cultural de la Cooperación – Corrientes 1543 – C.A.B.A.

Funciones: Sábados y Domingos 20.15 hs.

Entradas: $ 70.-


6/4/12

"Yocasta" en el teatro La Mueca


Yocasta, de Héctor Levy-Daniel, es una muy interesante versión libre de Edipo rey de Sófocles. Y una de las razones que hacen que esta propuesta teatral nos atrape de principio a fin, a pesar de conocer de antemano el núcleo dramático/conflicto que llevará adelante la historia, es el protagonismo que el autor le confiere al personaje de Yocasta , al colocarla como eje articulador de distintos espacios y tiempos; ella es quien relata los acontecimientos, ubicándose en algunos momentos como parte de la acción, y en otros como espectadora y narradora de la historia, mostrándonos a partir de sus recuerdos cómo se sucedieron los hechos, desde su punto de vista.

El protagonista de esta tragedia es Edipo, un hombre que escapa de su ciudad natal (Corinto), huyendo del destino que le vaticinó el oráculo (que matará a su padre y se casará con su madre) con la intención de controvertirlo, sin saber que paradójicamente su decisión no hará más que confirmarlo. Edipo llega al poder tras convertirse en rey de Tebas, por ser el único hombre que pudo vencer a la esfinge al responder correctamente a su enigma. Y si bien bajo su reinado, durante mucho tiempo el pueblo disfrutó de gran prosperidad, de pronto las calamidades vuelven a azotar con una furia implacable a los tebanos. Estas circunstancias llevan al rey a consultar al oráculo, quien manifiesta  que los males no cesarán mientras el asesino del anterior rey tebano (Layo) permanezca en la ciudad. A partir de entonces Edipo promete a su pueblo extirpar estos males buscando al victimario; pero inesperadamente las evidencias lo acorralan haciéndolo directamente responsable de tales males. Así es como esta  historia se entreteje a partir de una terrible verdad oculta. Y la soberbia, el autoritarismo y la ambición de poder llevarán a Edipo a  negarse a reconocer la verdad, colocándolo frente a una encrucijada: conservar el poder a costa de ignorar la verdad, o  conocer la verdad a costa de perder el poder. Este es el dilema al que se enfrenta este “hombre del poder”.

En esta versión hay mucho para resaltar. En primer lugar, la centralidad que adquiere el personaje de Yocasta, que en la obra original está poco desarrollado, y que aquí el autor propone hacer foco en el aspecto de la madre que sufre, a quien su esposo Layo arrancó de sus brazos a su hijo recién nacido para matarlo, con la finalidad de evitar que se cumpliera la profecía del oráculo, que vaticinaba que este niño cometería parricidio e incesto. También es para destacar como un verdadero hallazgo la elección de la narración como hilo conductor, a través de la voz y la mirada de Yocasta, porque funciona  como un pivote que le permite al autor ir del presente de la narración al pasado de los acontecimientos, y viceversa, lo cual aportar un gran dinamismo a la trama, contribuyendo al logro de un acertado ritmo dramático.

En cuanto a la escenografía (a cargo -junto al vestuario- de Cecilia Zuvialde), se observa que la obra se desarrolla en un único espacio escénico -que bien podría ser un patio, la explanada del castillo, o cualquier otro lugar- que se caracteriza por presentarse absolutamente despojado: piso de piedras y cinco bancos en el fondo del escenario que circunscriben un espacio en el que se ubican los personajes que se encuentran fuera de escena. Hay un sólo objeto -definido y funcional- que se halla presente siempre: una fuente de agua que se localiza  en el centro del espacio de la representación. Esta fuente se erige como un símbolo; sí, la fuente en esta puesta es el objeto que simboliza el poder, del que sólo bebe Edipo a lo largo de la mayor parte de la pieza; sólo Edipo tiene acceso a ella; y hacia el final, también su cuñado Creonte.  

Otro aspecto que merece un destaque es el vestuario, ya que logra que los personajes, por su vestimenta,  pertenezcan a cualquier época. Y esta atemporalidad manifiesta, pone de relieve la insoslayable vigencia de este drama humano. Y tanto la música de Sergio Vainikoff como el diseño de luces de Ricardo Sicas contribuyen meritoriamente a la creación de acertados climas a lo largo de toda la puesta.

Pero esta pieza  puede desarrollarse en toda su potencialidad porque se sostiene en un desempeño actoral muy sólido de todo el elenco. Jessica Schultz realiza una maravillosa interpretación, dándole cuerpo y vida a una Yocasta intensa, reflexiva, y sensible, que siente alivio al confesarnos sus más profundos y encontrados sentimientos. Pablo Razuk sorprende a través de un Edipo vehemente, muy bien plantado en su rol de tirano enceguecido por su desmedida ambición de poder. Carlos Kaspar, como Creonte, realiza un excelente trabajo interpretativo. Y magistrales son también las representaciones de Abián Vainstein (quien encarna dos papeles: el del ciego adivino Tiresias y el del pastor), y  de Juan Carrasco, quien se pone en la piel del mensajero que traerá a Edipo las buenas y malas noticias.

Yocasta, una propuesta teatral atrapante de principio a fin.

Libro y Dirección: Héctor Levy-Daniel. Escenografía y Vestuario: Cecilia Zuvialde. Diseño de iluminación: Ricardo Sica. Música original: Sergio Vainikoff. Diseño gráfico: Marcelo Farias. Fotografía: Marcela Gabbiani. Asistente de dirección: Florencia Méngoli. Elenco: Jessica Schultz, Pablo Razuk, Carlos Kaspar, Abián Vainstein y Juan Carrasco.


Teatro: La Mueca – Av. Córdoba 5300 – C.A.B.A.
Funciones: Domingos 17 hs.
Entradas: $ 60 (Descuento a estudiantes y jubilados: $ 40)

Reservas: 4777-0825